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lunes, 23 de febrero de 2015

¿Deberes? No ¡Vamos a jugar!

Como estamos en Semana Blanca, no habrá clases esta semana. Habréis observado que no hemos enviado el sobre habitual. Las vacaciones, como su propio nombre indica, son para descansar. Y cuando descansamos la mente, las ideas maduran y vuelven con más fuerza. Para los más rigurosos, no tengo a mano artículo de investigación que lo demuestre, pero es mi experiencia y personalmente me vale.

Es verdad que en ocasiones desconectamos tanto que cuesta volver a seguir el ritmo que se nos impone (y me incluyo yo también). Así que os hago una proposición: A las familias de mi clase, os voy haciendo pequeñas entradas donde los que queráis y tengáis tiempo podáis jugar con los peques para seguir aprendiendo a través de la observación, la descripción, las predicciones, las verificaciones, ejemplificaciones, las inferencias, el establecimiento de causa-efecto, etc.

Total, que si queréis, jugamos en esta entrada a una cosa: Os pongo un vídeo que grabamos en clase y os hago unas preguntas para que las leáis mis peques. Luego, quien quiera, puede usar el teclado con mamá y papá para escribir la respuesta en los comentarios. Podéis poner el vídeo a pantalla completa para verlo mejor.

Aquí estamos por la mañana observando los caracoles:

 


1. ¿CUÁNTAS PERSONAS HABLAN EN EL VÍDEO?

2. ¿SABÉIS QUIÉNES SON? ESCRIBID LA PRIMERA SÍLABA DE ALGUIEN QUE RECONOZCÁIS.

3. ¿POR QUÉ ALGUIEN DICE: "ENTONCES HAN SIDO ELLOS LOS QUE SE HAN COMIDO EL PAPEL"?

4. ESCRIBE EL NOMBRE DE ALGUNO DE NUESTROS CARACOLES.

5. ENUMERA COSAS QUE COMEN LOS CARACOLES (EN EL VÍDEO SE HABLA DE 2, PERO PUEDES PONER MÁS).



¿Os animáis? ¡Venga! ¡Espero vuestros comentarios!




Para ir al juego siguiente, pincha aquí.


domingo, 15 de febrero de 2015

PROYECTO CHINA II VESTIMENTA

Viniendo de la entrada anterior, continuamos nuestro recorrido por la cultura china. Las familias se pusieron manos a la obra y los peques comenzaron a hacer sus aportaciones a la clase.

Una de las primeras referencias que llegó fue sobre su vestimenta. Así, empezamos a conocer los tipos de ropa, sus nombres, en qué ocasiones se usaban, etc.



Conocimos los sombreros cónicos que se usan en china y en la mayor parte del continente asiático. Los llamamos cónicos por su forma de cono y son muy utilizados en las descripciones de extremo Oriente. Se hacen con diferentes materiales: tela, paja, cañas..., y en China, los de caña o bambú se llaman dǒulì (斗笠), "sombrero de bambú". Su forma servía tanto para proteger de la lluvia como del sol, y sumergiéndolo en agua ayudaban a refrescarse por medio del efecto de evaporación -como nuestros botijos-.

Aquí tenemos dos sombreros cónicos con el nombre y un farolillo con el nombre de los peques en chino.

Seguimos trabajando con los sombreros. Escribimos china en chino con el sombrero puesto.


Otro de nuestros compis vino con un traje típico y nos pusimos a buscar información en Internet porque aunque pensábamos que se llamaba "kimono", la seño ya sospechaba que eso era más del país de Doraemon, Japón, y probablemente en china utilizasen otro tipo de vestimenta. Con el teclado digital buscan las letras y escriben para formar las palabras en el buscador.


Encontramos en internet uno muy parecido y vimos que el sombrero que llevaba, al igual que el de nuestro compi, no tenía forma de cono y se parecía mucho a los que llevaban los nobles, como este pequeño de la foto de abajo, el emperador Puyi.


Otro de nuestros compis trajo una figura de madera. Tenía un peinado peculiar, un puntito en la frente, y unos ropajes largos. Nos comentó que también se pintaban la cara de blanco y los labios rojos.


Fijaos en las semejanzas con esta preciosa actriz china: Zhang Ziyi, en la película "La casa de las dagas voladoras". Lleva un moño, el punto en la frente, los labios rojo y un vestido precioso con mangas muy largas.



Al final descubrimos que estos trajes de mangas largas los usan tanto las mujeres como los hombres y no se llaman "kimonos" -los kimonos son de Japón- sino "hanfu".




Estos con "hanfu" actuales. Pero también pensamos en un detalle: no todos los chinos van siempre con un hanfu puesto, porque según su experiencia, los peques dicen que han visto pocos y en general, van con ropa normal, con lo que hicimos distinción entre ropa tradicional que se usa en ocasiones especiales y ropa normal que se usa a diario.


También hay otro tipo de ropa tradicional que usan las mujeres chinas: el "Qipao". Muy utilizado en películas y bastante conocido:


Estos vestidos no tienen mangas anchas y largas, y las faldas no son muy vaporosas. Son otro estilo de ropa tradicional. Y al igual que los trajes de flamenca, se van adaptando a las modas del momento.

Por último, otra compi nos trajo otro traje con un tipo de tela muy suave y muy colorido. Todos lo tocamos, algunos se lo pusieron y suelen jugar con él. La tela de la que hablamos tan famosa y que viene de China es la seda. Aprendimos que la seda viene de los capullos de los gusanos de seda -en realidad se llaman orugas de la seda-, y la verdad es que algunos no estaban muy convencidos. Hubo un debate sobre si venían de otros insectos como las arañas. Qué cosas. Para los peques todo es posible, claro.




Aquí os dejo un dibujo de la evolución en el tiempo de las distintas vestimentas femeninas que encontré en Pinterest a modo de curiosidad:



Esperamos que os haya gustado esta entrada sobre la vestimenta tradicional. No hemos llegado al tema de los pies que hubiera resultado muy interesante, pero por el momento, el proyecto ha tomado su propio camino como es lógico. Partimos de las experiencias previas de los peques, sus intereses, motivaciones y curiosidad que realmente es inagotable.

Seguiremos en la siguiente entrada.





domingo, 25 de enero de 2015

Nuestras mascotas: Los caracoles

Fue en noviembre de 2014, coincidiendo con una semana lluviosa, cuando uno de mis peques trajo a clase un caracol que se había encontrado. Más tarde, llegó otro caracol y decidimos ponerlos juntos en una cajita, a ver si se quedaban con nosotros o los soltábamos en el campo. Ya decidiríamos más tarde.

Pusimos la cajita de plástico en la pizarra donde las tizas y cuál fue nuestra sorpresa que, al día siguiente, ¡ya no estaban los caracoles! ¡habían desaparecido!

Les dije a los peques que mirásemos por todos los rincones. Y vaya si miraron. Encontraron de todo y dejaron la clase inmaculada: Trozos de goma detrás de los muebles,  piezas escondidas detrás de las estanterías, ceras caídas debajo de las cajas... Lo típico que se va colando por los resquicios y no ves.

Pero los caracoles no estaban. Al final se convirtió en la noticia del día:

 
 
Pensamos en los motivos de por qué se podrían haber escapado y la mayoría llegó a la conclusión de que podrían haber ido a buscar comida. Hubo diversidad de respuestas: Si buscaban a su familia, si había alguna lechuga escondida en la clase, si querían volver a casa, etc. Y quisimos plasmar lo que había ocurrido pensando qué podría haber pasado:
 

 
La cosa es que no los llegamos a encontrar pero los peques siguieron trayendo caracoles. Así que habilitamos otra cajita -esta vez con tapa- para que no se fuesen.
 

 
 
Pasaron los días y llegó la hora de los preparativos de Navidad. En un rincón al lado de la pizarra tengo guardados los rollos de papel continuo y cogí uno que necesitaba de color rojo. Al salir hacia la sala de profesores oigo "¡clack, clack!". Dos sonidos de algo duro cayendo. Miro hacia abajo con el rollo rojo en la mano y ¿qué me encuentro? ¡¡Los dos caracoles!! ¡¡Me morí de risa yo sola!! Al parecer se habían escondido en el rollo y seguían vivos. ¿Sabéis lo que habían hecho? Se habían comido el papel.
 

 
 
¡Qué traviesos! ¡Me habían agujereado el papel hasta el fondo del rollo! Debían de tener hambre, sí. Cuando se lo enseñé a los peques se quedaron muy sorprendidos, no sabíamos que los caracoles se comían el papel.
 
Como había pasado un tiempecillo, ya habíamos habilitado un sitio mejor para tener a nuestras mascotitas. Los peques seguían trayendo caracoles que encontraban y pusimos junto a ellos a los dos caracoles escapistas. Ya teníamos unos cuantos. Cogimos una caja de plástico, le pusimos tierra de jardín, algunas plantas, piedras para refugiarse y humedad y alimento. En la web caracolpedia viene información de cómo cuidarlos.
 
Ah, nuestra compi Anna nos trajo un caracol grande con la concha pisoteada y pensábamos que se iba a morir, pero el papá de Jorge, que sabe mucho de animales, nos comentó que si lo cuidábamos, se podría regenerar y sobrevivir, así que se quedó con nosotros y lo tuvimos vigilado al estilo UVI.
 
Ya parece un lugar más decente

La red para dejarles respirar y que no se escapen

Los peques andan entusiasmados observando los caracoles

Miran, comparan, analizan, tocan, juegan, imaginan...

Algunos peques comentan que les gusta coger los caracoles porque la baba es buena para la piel

Hay que estar atentos porque los caracoles no van tan despacio
 

 
De repente, a los días siguientes nos llevamos una sorpresita algo escatológica pero no por ello poco interesante. Nos fijamos en los "desechos" de los caracoles escapistas -sus cacas, vamos-, y qué curioso, eran del mismo color que el papel:
 


O sea, que aquí está la prueba irrefutable de que habían sido los caracoles los que se habían comido el papel para aquellos que no se lo creían (que los había). Comen rojo: hacen caca roja. Lo que les hace pensar que si comen otros colores, la caca debería de salir de colores.

Un día Anna decide traer un pepino y una patata frita. Decido dejar solo el pepino porque leemos que si toman cosas con sal o azúcar les sienta mal. David en su momento también dejó unos caramelos en la caracolera, pero no quise arriesgarme y le expliqué que en lugar de experimentar vaya a ser que nos los cargásemos, mejor quitábamos los caramelos porque ya habíamos leído que les sentaba mal.

Como algunos peques no estaban seguros de si solo comían lechuga y creían que no se iban a comer el pepino que trajo Anna, dejamos el pepino al alcance de los caracoles a ver qué pasaba:


 
Y sí. Se comieron el pepino enterito. No dejaron nada. Solo mucha agua en la tierra. Debe ser porque el pepino contiene mucha agua.

 
En otra ocasión trajeron un champiñón grande y también lo pusimos.
 

Pero vimos que preferían la lechuga al champiñón. Así que no volvimos a darle champiñones.

Los caracoles no dejan de darnos sorpresas. Los peques tienen la costumbre de observar todas las mañanas la caracolera. Se han convertido en sus queridas mascotas. Y una mañana, los primeros que entraron a clase salieron corriendo a la puerta a decirme: ¡¡¡Seño, los caracoles han puesto huevos!!! Estaban realmente emocionados.
 



Un caracol grande los estaba expulsando por un agujero de su lateral y parece que luego los iban enterrando, porque al principio se veían bien pero luego los veíamos cada vez menos. Los huevos son blanquitos y blanditos, delicados. Confieso que más de uno ha acabado en las manitas de los peques y vete tú a saber qué habrá sido de él.
 
Luego están las bolitas blancas que sospechamos que son caracoles bebés, porque no estamos seguros de los que son. No son como los huevos. Son algo más duritos y parecen más caracolitos. (Nota mental: Traer una buena lupa a la clase).
 

Por cierto, si observamos en la foto superior, además de las minibolitas, hay restos rosa porque habíamos traído tomate y los tomates son rojos.
 
Total, que hemos decidido hacer un cuaderno de campo donde plasmar las cosas interesantes que observamos de los caracoles. Lo primero que hemos hecho ha sido coger un caracol y traerlo a cada mesa para que pudieran observar su fisonomía y hacer la portada de su cuaderno. Más tarde, ya que estamos bastante familiarizados, iremos poco a poco profundizando en su estudio.
 
La actividad de observación fue muy divertida porque los caracoles se salían de su vasito:
 






 
Lo pasaron en grande y también se pusieron a plasmarlos en tres dimensiones:
 
Un caracol

Aquí lo plasmaron con todo lujo de detalles
 
Bueno, esto no ha hecho más que empezar. Es una actividad paralela a otras tantas que estamos llevando a cabo. Veremos si al aumentar la familia tendremos que preparar otra caracolera más grande.
 
Los peques se lo están pasando genial con los caracoles. No sé realmente si el sentimiento es mutuo por parte de los bichitos, que espero que sí. Lo que pasa es que a veces tiene que incomodar que te pongan a hacer carreras o a recorrer manitas y brazos cuando no te apetece mucho. Esta es una manera de enseñar a los pequeños a respetar a los animales, entender sus necesidades y cuidarlos.
 
Por cierto, hablando de cuidarlos, gracias a todas las familias que se han interesado por los caracoles y han aportado material y comida para su cuidado. Hago mención especial a Ilya, quien nos trajo una lechuga enterita. Ya tenemos comida para semanas.
 

 
Continuará...

 






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