Ahora que ya no queda nada para empezar el cole, y mientras estoy a la espera de un destino que ya mismo ha de caer, aprovecho para describiros cómo trabajamos el proyecto. No quiero quedarme con la espinita de no colgarlo en el blog porque nos lo pasamos muy bien y aprendimos mucho sobre los gusanos, oh, perdón, las orugas de la seda.
En la primera entrada ya os dejé un pequeño adelanto.
En esta os describo cómo fueron los inicios.
Ya sabéis que los gusanos empiezan a eclosionar con los calores de la primavera. Por eso en invierno hay que guardar los huevos en un sitio fresquito y procurar que no noten el calor antes de que comiencen a brotar las hojas de morera, porque en caso contrario, no podríamos alimentarlos y morirían.
Pues tenía yo en casa preparada una caja con huevecitos sin nacer cuando llegó Ainhoa un día con su caja de gusanos pequeñitos ¡anda, nacieron antes que los míos!.
Así que aprovechamos para tener un primer contacto con ellos. Observamos varias cosas:
Eran pequeños y blanquitos, los traía en una caja con agujeros (para que tuviesen aire), en la caja tenía hojas verdes que se estaban comiendo, y como eran pequeños, costaba observarlos, con lo que tuvimos que usar una lupa. Al principio no sabíamos usarla porque nos la poníamos en el ojo, pero luego, aprendimos que lo que había que hacer era acercarlo a la cosa que queríamos aumentar.
Ainhoa alimentaba a sus gusanos con hojitas que traía de casa y supimos que eran hojas de morera, un árbol que da moras.
Tras varios días, la seño decidió traer su caja de huevos de gusanos de seda. La caja que trajo la seño no tenía ningún gusano y todos estaban en sus huevos.
Uno sabe de qué huevos han nacido porque se vuelven amarillos. En mi caja había algunos huevos verdes y otros amarillos. Quise dejar los nacidos en casa y traerlos sin nacer para que observasen desde el principio el proceso. Pero resulta que al abrir la caja en clase ¡ya había nacido uno! ¡una bebé oruga de la seda recién nacido!
Y si observáis, el tamaño es muy pequeño (foto superior a la izq.) en comparación con el gusano de Ainhoa (foto inferior a la dcha.). También se pueden ver los huevos verdes y amarillos en la caja.
Poco a poco los gusanos iban naciendo y creciendo, nosotros íbamos observando los cambios, de oscuritos y pequeñitos como hormigas, iban creciendo y cambiando de color, algunos blancos y otros rayados. Y los chicos traían hojas para alimentarlos y también traían sus propios gusanos. Hugo y Lucía trajeron los suyos también. ¡Gusanos por doquier!
Una vez acostumbrados a la fisonomía de nuestras mascotas, decidimos que aprender cuáles eran sus partes y para qué servían. Pusimos gusanos de "modelos" y los chicos tenían que "retratarlos". Fue una actividad muy productiva, pues observaron y plasmaron muchos detalles de los que yo apenas me había fijado.
Después, basándonos en un esquema en la pizarra, les pusimos los nombres a las diferentes partes:
- Cabeza
- Boca
- Patas
- Ano
- Espiráculo
- Espolón
Y salieron unos retratos sobre los gusanos de seda muy interesantes. Ya sabíamos distinguir un gusano (oruga de la seda) de cualquier otro bichito. Además, aprendimos su nombre científico: BOMBYX MORI.
¡Sí que aprendimos sobre ellos! Y todavía quedan un par de entradas.
Diccionario Panhispánico de Dudas:
Muy chulo Carla! Segurisima que les encanto a Los peques ;-) Suerte con tu Nuevo destino. Bss
ResponderEliminar¡Muchas gracias Carmen! ¡nos lo pasamos muy bien con los gusanos!
ResponderEliminarA ver qué es lo que me depara el destino. ¡Qué nervios!
¡Un beso!